Como su nombre lo indica, las cortinas verticales cuentan con unos rieles de los cuales penden tiras en sentido vertical. Las tiras pueden ser de distintos anchos y se desplazan todas juntas hacia un lado, pero también rotan sobre sí mismas para permitir el paso del aire y la entrada de la luz. Esta característica representa una de sus ventajas, pues el pasaje del aire y de la luz pueden ser regulados según se requiera. En su máxima extensión, cuando la cortina está completamente cerrada, las tiras se sobreponen parcialmente unas sobre otras, creando un efecto continuo y bloqueando el paso de luz y aire como cualquier otra cortina. Por la misma razón que les permite regular la luz y la temperatura, estas cortinas no deben ser utilizadas en zonas sujetas a vientos fuertes ya que las tiras podrían enredarse y estropearse.

Como dato técnico podemos especificar que durante el proceso de producción las tiras son confeccionadas con maquinarias especiales que utilizan altas temperaturas para realizar los cortes, por lo que no poseen dobladillos laterales. En la parte inferior de cada tira se coloca un pequeña lámina pesada para otorgarles rigidez. En cuanto a la instalación, la apertura de las cortinas puede ser manual o motorizada. Los tejidos pueden ser de tipo técnico o decorativos, aunque generalmente se utilizan tonos monocromáticos y sobrios para no crear patrones sobrecargados sobre las líneas verticales de la cortina.

Las cortinas verticales comenzaron a utilizarse en ambientes de oficina y de negocios, para luego difundirse también en la decoración de hogares y de estructuras hoteleras. Su aspecto esencial las hace ideales para complementar ambientes de estilos minimalistas o high-tech. Por su naturaleza depurada, las cortinas verticales resaltan estilos particularmente modernos, pero también se les puede dar un toque animado si se eligen colores vivaces o en contraste con la decoración.

 

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