Las venecianas son cortinas muy utilizadas en los ambientes de trabajo, y gracias a su practicidad, actualmente se usan también en la decoración del hogar. Constituyen la solución ideal para contextos donde llega mucha luz solar directa y donde se desee regular las corrientes de aire que entran en los espacios.

Las cortinas venecianas están conformadas por lamas horizontales que pueden ser de distintos anchos, desde 16 mm hasta 50 mm. Dependiendo del material, pueden ser utilizadas tanto en interiores como en exteriores. Su versatilidad se basa en su característica de regulación de las lamas que puede ser de dos modos: se puede recoger hacia arriba como en una cortina enrollable, dejando la superficie de la ventana completamente libre, o bien se pueden rotar sobre sí mismas, permitiendo graduar la cantidad de luz y aire que entra en las habitaciones.

En el mercado se encuentran venecianas de distintos materiales: madera, plástico o aluminio. Hoy nos centramos en las venecianas de aluminio, que gracias a su resistencia pueden colocarse en ambientes húmedos como el baño o la cocina sin ningún riesgo de deformación. De hecho, el vapor o las salpicaduras no las arruinan y pueden ser lavadas muy fácilmente con un paño. Esto también representa una ventaja en ambientes laborales pues requieren bajo mantenimiento.

Por su estilo sobrio, las venecianas de aluminio se prestan para contextos modernos y los de tipo hi-tech, así como también para habitaciones, salas u oficinas pequeñas que se benefician del poco espacio que ocupan estas cortinas. Para decoraciones más cálidas se puede utilizar también las venecianas en aluminio con “efecto madera” que generan un toque clásico y delicado. En cuanto a los colores, los proveedores con los que trabaja Isprosol ofrecen una amplia gama que se adapta a todo tipo de decoración.